El 2020 fue un año diferente para todos y también lo fue para mí. Días antes de que naciera mi segundo hijo, en Argentina se declaró una de las cuarentenas más largas del mundo.
También se tomó la decisión más difícil para la educación y el futuro de los chicos: la suspensión de las clases presenciales en cada rincón del país.
En este libro cuento en primera persona cómo fue transitar esa experiencia: el proceso del cierre de las escuelas, las discusiones que tuvimos con el Gobierno nacional para abrirlas y el rol central que tuvieron las organizaciones de la sociedad civil y de las familias en el proceso. Lo que sentí en cada decisión. Los aciertos y los errores. Mi vínculo con directores, docentes, estudiantes y familias.
Transitar este proceso fue de lo más desafiante que viví como mamá, como mujer y como política.
En el libro cuento ese gran consenso social al que pudimos llegar entre el Gobierno, las familias y las escuelas. Un pacto social que hay que mantener y que, sin dudas, será fundamental para impulsar las transformaciones necesarias y las reformas de fondo que nuestra país necesita.
Tuvo que faltarnos la presencialidad para entender lo necesaria que es. Escribí este libro porque sentí la necesidad de ponerle nombre a todo lo que pasó para no volver a repetir los errores y, sobre todo, para que cerrar las escuelas no vuelva a ser nunca la primera opción.
Accedé al libro de Soledad Acuña en https://eldiaqueiralaescuelafuenoticia.com/
En sus páginas describí muchas de las lecciones que aprendí. La más importante para mí: las aulas más peligrosas son las aulas cerradas.
«’¿Qué tal estuvo?’, preguntó Pablo a su hijito de tres años, como lo hacía todos los días al retirarlo de la colonia. Y como venía ocurriendo desde hacía dos o tres tardes, el nene, contento, respondió: ‘Estuvo divertido´.
Sin embargo, cuando los papás le anunciaban su salida para la colonia, el nene refunfuñaba, seguramente tironeado entre la seguridad y el afecto de los padres y el desafío que significaba aceptar a los otros nenes, compartir juguetes y actividades y, sobre todo, escuchar y cumplir consignas que abarcan al colectivo.
Ese es uno de los objetivos, tal vez el más trascendental, de la educación: la socialización, cuánto más temprana mejor, que solo es posible con la presencialidad.
No hay pandemia que justifique la ausencia de los chicos en colonias, escuelas, colegios. Los padres lo entienden bien y por eso se organizaron para apoyar la decisión del gobierno de la ciudad de Buenos Aires».
Graciela Fernández Meijide
«Soledad Acuña se ha destacado en su país defendiendo a los niños y su derecho a la educación, y su compromiso con la libertad es de sobra conocido. En este libro ha resumido sus ideas en defensa de la mujer y de los ciudadanos. Y sus palabras nos revelan que se trata de un ser comprometido con el progreso y que piensa que un ingrediente fundamental del mismo es el derecho de discrepar y defender ideas. Este libro, sin ninguna duda, jugará un papel esencial en los debates políticos de la Argentina».
Mario Vargas Llosa