El Programa de Fluidez y Comprensión Lectora impacta a 10 mil chicos y chicas de 250 escuelas de la Ciudad y ya comenzó a implementarse.
Que la pandemia impactó fuertemente en los aprendizajes de los estudiantes no es novedad. Lo que sí llamó la atención a las autoridades del Ministerio de Educación fue la profunda pérdida de aprendizajes que generó un año entero de clases virtuales.
Sin embargo, el Gobierno de la Ciudad y, específicamente, el ministerio ya venían observando el deterioro en los aprendizajes gracias a la evaluación temprana. Cabe destacar que la Ciudad fue la única jurisdicción que decidió evaluar a finales del 2020 para poder, a partir de un diagnóstico certero, diseñar estrategias de recuperación.
Este las pruebas estandarizadas FEPBA y TESBA dejaron en evidencia lo que se esperaba: los chicos y chicas leen y escriben peor que antes de la pandemia. Como respuesta a esta realidad e inspirado en el modelo mendocino, el Ministerio de Educación de la Ciudad diseñó e implementó el Programa de Fluidez y Comprensión Lectora destinado a los alumnos de 4.° grado.
Dicho programa comenzó este mes y en el marco de esta puesta en marcha, Soledad Acuña visitó a los estudiantes de 4.° grado de la Escuela Primaria Esteban de Luca. Durante la recorrida, la ministra comentó: “La primaria tiene que dedicarse a enseñar a leer y a escribir adecuadamente y durante esos años tenemos que garantizar este aprendizaje en los chicos, haya o no pandemia de por medio”.
¿En qué consiste el Programa y cómo será la prueba de fluidez y comprensión lectora?
Para poder intervenir, primero hay que conocer la situación de cada estudiante. Por eso, el programa está formado por dos partes: una primera evaluación de la fluidez y de la comprensión al leer un texto. En segundo lugar, un trabajo personalizado sobre los resultados de cada uno.
A su vez, la primera parte (la evaluación) tiene dos partes: un test estándar de comprensión escrita y, en segundo lugar, la toma de lectura oral (para ver cuán fluida es) para aquellos que tengan que reforzar la comprensión de los textos. Esta evaluación es la que ya se está llevando adelante en las escuelas de la Ciudad y que continuará hasta septiembre.
Los resultados van a permitir diferenciar entre 3 grados de fluidez: a) estudiantes que leen y comprenden textos, b) estudiantes que tienen dificultades para leer y c) estudiantes que aún no alcanzan el nivel básico de lectura.
Como no es solo una cuestión de diagnosticar sin ofrecer solución, aquellos alumnos que tengan dificultades van a tener 2o horas de formación con actividades para fomentar y fortalecer la lectura.
Los que no puedan leer van a tener otras veinte horas extra con maestros especializados.
Capacitación docente
Más de 250 docentes participaron de 8 encuentros donde se abordaron diversas temáticas como el proceso de lectura, la comprensión y la fluidez lectora, la metodología de trabajo de los encuentros con los estudiantes y la evaluación del proceso. Además, se realizarán reuniones de acompañamiento y retroalimentación para hacer un seguimiento del progreso del programa.
El Programa de Fluidez y Comprensión Lectora está basado en el censo de fluidez lectora que implementa desde hace cinco años la provincia de Mendoza. En el ciclo lectivo 2021 al 2022, los estudiantes mendocinos de 7.º grado mejoraron un 6% en la cantidad de palabras leídas y los chicos y chicas de primer año, 12%.
Qué es la fluidez lectora
La fluidez lectora es la habilidad de leer con rapidez, precisión y con la expresión apropiada. Los lectores fluidos comprenden lo que están leyendo. Se desarrolla, por un lado, a través de la lectura repetida y sostenida de textos, lo que permite decodificar palabras no conocidas, como también la expresión y la segmentación en frases adecuadas y, por el otro, mediante la lectura en voz alta, lo que promueve la lectura independiente y el desarrollo de la entonación.
La fluidez y comprensión lectora son aprendizajes que requieren práctica y sistematicidad. En este sentido, la escuela es el lugar privilegiado para que el acto de leer se convierta en una gran ocasión para garantizar un espacio, un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía que resultan necesarios para que cada niño se instale en su posición de lector.