Reflexiones sobre la transformación política del PRO en la Ciudad de Buenos Aires y en la Argentina.
Los orígenes del PRO en la Ciudad
En 2001, los argentinos sentimos que la política había dejado de representarnos. Entonces decidimos cambiar las cosas, tomar las riendas de nuestra propia historia, convertirnos en protagonistas y hacer de la política una herramienta de transformación.
Fuimos innovadores y disruptivos: mientras otros se quedaron en reivindicaciones del pasado, de la violencia, de lo que nos separa, en el PRO empezamos a mirar, a hablar y a pensar en el futuro, y así, también a crearlo.
Tenemos identidad
Somos los que creemos en la educación como motor del progreso, los que creemos en el valor del esfuerzo y el mérito como nos enseñaron nuestros viejos y nuestros abuelos. Los que creemos en el Estado de derecho y la igualdad ante la ley.
Somos los que queremos y estamos dispuestos a encarar las transformaciones de fondo que necesita la Argentina. Somos los que desde siempre venimos poniendo a la educación en el centro y los primeros en luchar por abrir las escuelas y conseguirlo, cuando el kirchnerismo decidió cerrarlas.
Pero sobre todo, somos el espacio que defiende la libertad. Que cree en la autonomía de las personas y que confía en la gente.
Creemos que la política tiene que permitirnos ser y no obligarnos a hacer. Confiamos en el talento y potencial de los argentinos y argentinas, y estamos convencidos de que el progreso depende de las personas. Y lo venimos demostrando en la Ciudad. En el centro de nuestras decisiones, siempre está la gente.
¿Cómo estamos hoy?
Hoy en día el 40% de la población de nuestro país es pobre. La inflación se come los sueldos de los trabajadores. Tenemos un país lleno de oportunidades y potencial que se viene abajo. Y los jóvenes, ven solo una salida: Ezeiza.
Enfrente tenemos un Gobierno que hizo campaña prometiendo asado y que solo logró que hoy nuestro país tenga el menor consumo de carne por habitante en 100 años. Es un gobierno que hizo crecer el desempleo, la pobreza, la desigualdad y la inflación.
Un gobierno que liberó presos, que le dio prioridad a sus amigos para vacunarse y que cuando nos obligaban a quedarnos en casa, ellos hacían fiestas. Pero lo más terrible para nuestro futuro es que son un Gobierno que no tiene la menor idea de cómo seguir adelante. Y lo peor es que la víctima de todo este descontrol es la gente.
Hoy nos duele estar viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia de nuestro país. Pero esta crisis económica, política y social, también nos demuestra un cambio cultural: su relato se agotó.
Quiero vivir en una Argentina que crezca todos los días, que priorice la educación y que les de trabajo a sus habitantes. Esa es la Argentina que quiero para mis hijos. Quiero una Argentina libre, sin el peso del pasado y que mire con la frente en alto al futuro. Una Argentina con reglas claras, con una mirada de largo plazo, y un proyecto de país concreto que logre previsibilidad.
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo lo vamos a hacer?
Para lograr todo esto tenemos que gobernar. Y gobernar, es tomar decisiones. Aunque esas decisiones que tengamos que tomar sean difíciles.
Hace solo unos años, alguien tuvo la soberbia de creer que iban a quedarse en el poder para siempre y nos decía por cadena nacional que el PRO solo era un partido municipal, nos decían “armen un partido y ganen las elecciones”. Y eso hicimos, nos organizamos, y liderados por Mauricio Macri demostramos que somos una fuerza capaz de representar a millones de argentinos en todo el país.
Y lo vamos a volver a hacer, porque el año que viene tenemos la responsabilidad histórica de cambiar nuestro destino, el de todos los argentinos y argentinas. De ser protagonistas de la Argentina que viene, y lo vamos a hacer JUNTOS, como lo hicimos en la Ciudad durante todos estos años. Convocando a todos los que estén dispuestos de verdad a poner lo que hay que poner para construir un país en el que todos estemos orgullosos de vivir.